24 octubre 2012

Entrevista: “Si España pide el rescate, será positivo para el mercado”


ENTREVISTA CON NOURIEL ROUBINI - El Confidencial





Nouriel Roubini (Estambul, 1959) habla como un sacerdote, y en el fondo lo es. Aunque sea laico y su grey sean los mercados. Cruza las manos y no las mueve ni un ápice del borde de la mesa, lo que indica cierta seguridad en su comunicación gestual. Viste una corbata negra algo ajada por el uso y tiene aspecto de predicador. Nadie diría que estamos ante un gurú de la economía. Tiene pinta de tipo corriente. Está acostumbrado a hablar y a adoctrinar a públicos muy difíciles, pero sin alzar la voz. Es monótona y suave, aunque dispare contra todo: Merkel, los bancos centrales, el FMI… Viene de recorrer medio mundo y de decir las verdades del barquero. Sus verdades. Algunos lo consideran el último agorero, pero hasta ahora el tiempo casi siempre le ha dado la razón. Ayer dio una conferencia en la Fundación Rafael del Pino. 



Pregunta.- ¿Es inevitable el rescate?

Respuesta.- Creo que si España decidiera solicitar un MoU (Memorandum of Understanding) se liberarían recursos financieros del Mecanismo de Estabilidad (Mede), del BCE y, posiblemente, recibiría líneas de crédito preventivas del Fondo Monetario. Sería positivo para el mercado, que lo interpretaría como que España está dispuesta a hacer ciertas cosas y de forma creíble y controlada.
Dicho esto, de estas tres posibilidades de obtener dinero, dos serían preventivas, la del FMI y la del Mede. A día de hoy España puede financiarse, no necesita ayuda en el mercado primario, con la reciente reducción de los diferenciales. No sé si el Gobierno va a solicitar el rescate. Probablemente lo haga en el próximo mes o mes y pico, una vez que ha dejado atrás los procesos electorales y la realidad lo justifique. Si lo hace, logra un acuerdo y el dinero llega, será positivo para la percepción del mercado sobre el país.

P.- ¿Es la solución el rescate?

R.- No por sí solo. Tienen que ocurrir muchas cosas al mismo tiempo. Por supuesto, España tiene que aplicar la austeridad, llevar a cabo reformas estructurales o limpiar el balance de sus bancos. La austeridad debe ser aplicada más despacio ya que no puedes pasar de un déficit del 9% el año pasado a otro del 3% en 2014 sin hacer más grave la recesión. Desde ese punto de vista, comparto el consejo del FMI en el sentido de dar dos años más a España para llevar a cabo los ajustes fiscales.

Aparte del esfuerzo local, Europa tiene que ayudar también a España, no solo dando dinero sino favoreciendo el desarrollo de políticas de crecimiento en España y el resto de Europa

Por tanto, es necesaria una austeridad más gradual en España, Grecia o Italia y estímulos fiscales en Alemania y el resto de las naciones del núcleo duro del euro (core). Es necesaria una política monetaria más expansiva del BCE, ya sea a través de instrumentos como el OMT, tipos de interés, líneas de crédito, condiciones que faciliten la circulación del crédito o un euro más débil. Alemania puede vivir con un euro más fuerte pero no la periferia con sus problemas de balance y competitividad. Dinero más barato ayudará a salir de la crisis.

El rescate es una parte, pero son necesarias localmente las reformas bancarias, estructurales o fiscales, pero aplicadas más despacio, y Europa mientras tanto tiene que llevar adelante medidas monetarias, fiscales y cambiarias para acabar con la recesión en Grecia y en el resto de la periferia. Así se podrá ver el final del túnel y volverá el crecimiento económico. Y todo tiene que ocurrir a la vez para que sea factible. El rescate, por tanto, es solo una pieza del puzzle.

P.- ¿Puede romperse todavía el euro? O el peligro está conjurado…

R.- El riesgo de ruptura hizo techo en julio, cuando la situación fue realmente tensa. Desde entonces se ha reducido drásticamente por tres motivos: uno, el preanuncio del BCE, que ha reducido el riesgo de redenominación; dos,  la aprobación del Mede, que supone 500.000 millones de euros de nuevos recursos disponibles para ayudar a España y otros países; tres, los europeos han tomado conciencia de la necesidad de avanzar hacia una mayor unión bancaria y fiscal.

Por lo que respecta a la ruptura en sí, creo que hasta ahora la aproximación al problema era esperar y ganar tiempo. No es una solución estable del problema. No es ni siquiera un equilibrio inestable sino un desequilibrio inestable. Europa tiene que evolucionar hacia una mayor unión e integración, bancaria, fiscal y económica que permita recuperar crecimiento y competitividad, lo que conducirá si tiene éxito a una mayor unión política por la cesión de soberanía. Esta mayor integración puede llevar cinco o diez años. O se hace esto o el camino contrario será más desunión, más desintegración, más fragmentación de las economías y de sus sistemas bancarios. Al final habría más países rescatados con más restructuraciones de deuda a la griega, con lo que sin duda terminaría en una ruptura completa del sueño europeo.

Hay que seguir adelante si nos quieres caer por el precipicio. Estas son las decisiones clave que Europa ha de tomar en el futuro inmediato: más unión e integración.

P.- ¿Caerá EEUU en una segunda recesión?

R.- Estados Unidos se enfrenta a dos tipos de riesgos el año que viene: domésticos y exteriores. Si no hay acuerdo sobre el techo fiscal, puede producirse un recorte sustancial del gasto, equivalente al 4,5% del PIB, y el riesgo de una nueva recesión se disparará. Si, por el contrario, no ocurre y se llega a un acuerdo que limite su impacto, digamos, al 1% del PIB, la posibilidad de una recaída se reducirá drásticamente. Esos son los riesgos internos.

Al problema fiscal se le une el debate del techo de deuda, que puede resultar terrible, y cómo se va a estructurar la consolidación fiscal a medio plazo. Estos son problemas en el ámbito presupuestario que pueden llevar al país a una nueva recesión si no hay acuerdo entre demócratas y republicanos.  

Fuera el problema viene de que las cosas en Europa vayan a peor y no a mejor. Si eso ocurre, malo para la UE y también para EEUU. También si el aterrizaje de la economía china no es suave sino abrupto afectaría mucho, en la medida en que es la segunda economía del mundo. En tercer lugar está el riesgo geopolítico, sobre todo en el medio Oriente, con una confrontación militar entre Irán e Israel, incluso sin llegar a ella. Si se tensiona tanto la situación que el precio del crudo se dispara, eso sería malo para EEUU, la zona euro, Japón, China e India, al ser todos importadores de energía. Si ocurriera, nos encontraríamos con una posibilidad cierta de doble recesión.

P.- ¿Por qué no se debilita el euro en un contexto recesivo?

R.- Su fortaleza se debe a dos tipos de razones. En junio y julio la moneda europea se debilitó y se acercó al nivel de 1,20 pero una vez que el BCE anunció sus medidas, eso provocó que, de momento, el riesgo de ruptura se redujera  significativamente. Los inversores dejaron de apostar por una caída brusca del euro e incluso de su desaparición, y entonces se produjo una especie de manifestación de alivio. Y, en efecto, cuando el modo de mercado es risk on en vez de risk off el euro tiende a fortalecerse.

En segundo término, la Reserva Federal ha lanzado una agresiva tercera ronda de expansión monetaria, quantitative easing, operaciones a mercado abierto ligadas a mejoras en el mercado laboral en EEUU, mientras que el BCE no acaba sino de comenzar a hacerlo y las cuantías que maneja son sustancialmente menores. Una vez que el riesgo político es cercano a cero lo que determina el tipo de cambio no son los diferenciales de tipos de interés, sino la distinta oferta monetaria, que está creciendo más rápido en Estados Unidos que en Europa. Eso es malo para el dólar y bueno para el euro.

P.- ¿Hay alternativas a la austeridad?

R.-  Se necesitan austeridad y reformas estructurales. Mi visión de la austeridad no es tanto si España u otros estados deben reducir el déficit al 3% del PIB o algo equivalente a una situación de equilibrio estructural, que es un objetivo razonable, sino que el debate está en la velocidad. Y comparto la visión de otros economistas y del FMI en el sentido de que ir del 9% al 3% en tres años no solo es misión imposible sino que el efecto recesivo sería tan importante que se crearía un problema aún mayor.

De algún modo, el debate entre austeridad y crecimiento no es el correcto. Se necesitan ambos, pero para lograr el crecimiento necesitas que las políticas de austeridad se implanten más despacio y viceversa. A menos que tengas crecimiento las políticas de austeridad no van a reducir las ratios de deuda, pues el crecimiento seguirá cayendo. La única manera de cuadrar el círculo es con una austeridad implantada más despacio y de modo más realista. Para el típico país periférico del euro, fijar un objetivo temporal de dos años después del inicialmente establecido sería sensato. Es el caso de España, Grecia, Portugal o Italia.

P.-  ¿Qué está haciendo mal Alemania?

R.- Los alemanes han sido a ratos estrictos y rígidos en una serie de cosas como la austeridad, las reformas o el riesgo moral. Esa fue su posición inicial. Pero con el paso del tiempo, y de modo gradual, se han vuelto de algún modo más pragmáticos. Han aceptado el EFSF y el ESM, han apoyado a Mario Draghi en el programa OMT donde la oposición ha llegado del Bundesbank y el Gobierno alemán ha respaldado en este debate a Draghi contra el representante germano, Weidman.

El modo en que los alemanes ven el euro es como sigue: nosotros somos solidarios, damos financiación, asumimos riesgos pero chicos tenéis que aplicar programas de austeridad, llevar a cabo reformas, ajustar y hacer vuestras economías más flexibles. La periferia contesta OK pero necesitamos más dinero y más tiempo para ajustar mientras Alemania dice, el dinero es limitado, no queremos incurrir en el riesgo moral ni que os durmáis en los laureles.

El equilibrio entre ambas posturas es complicado. Yo soy de los que piensan que el ajuste ha de ser más lento y Alemania ha de meter más dinero dentro del sobre, pero los alemanes son más conservadores. Aunque con el paso del tiempo han mostrado un mayor grado de flexibilidad en la medida en que se han dado cuenta de lo que se han beneficiado del euro, de lo que su ruptura puede suponer para la periferia, y de ahí que traten de ayudar a que el ajuste sea más gradual y menos doloroso.

P.- ¿Cómo lo está haciendo Mariano Rajoy?

R.-  Creo que el Gobierno ha mejorado con el tiempo. Comenzó la legislatura por detrás de los acontecimientos. Fue lento en la cuestión bancaria, en reconocer el tema fiscal, en algunas reformas estructurales. Sin embargo, en los últimos tiempos ha mejorado en estas tres dimensiones.

Yo recomendaría acelerar la recapitalización bancaria, sea a través del ESM o mediante créditos. Si Alemania no se resiste, pone dinero prestado, saca los activos malos, recapitaliza y acelera la limpieza, todo irá mejor. En el tema fiscal es importante ganar más tiempo. Bajar al 4,5% el año que viene es misión imposible. Para ello hay que negociar con la troika. El FMI es partidario de este retraso y el BCE se puede resistir pero su compromiso es fuerte. Y aparte de eso, seguir de forma acelerada con reformas como la educativa, la laboral y todas aquellas que permitan dotar a la economía española de mayor flexibilidad.






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