04 diciembre 2012

Grecia o cómo negar la evidencia


Victoria Carvajal - El País


¿Qué hace falta para que Europa cambie de rumbo? ¿Por qué insiste en negar que los severos planes de ajuste están deprimiendo la actividad mucho más de lo previsto? ¿De verdad se cree que es posible reducir el endeudamiento sin crecimiento? ¿Por qué, en defenitiva, seguir negando la evidencia? Grecia acumula 16 trimestres de crecimiento negativo, Irlanda, 12, Portugal, siete, España, cuatro... La Unión Europea en su conjunto ha entrado oficialmente en recesión este último trimestre... La idea de que los recortes acabarían teniendo efectos expansivos en las economías ha demostrado ser equivocada. Las previsiones de todos los organismos internacionales, las últimas son las de la OCDE, lo confirman: la principal amenaza para el crecimiento de la economía mundial sigue siendo la eurozona.

No obstante, los fundamentalistas de la austeridad, los países acreedores liderados por Alemania, siguen sin dar su brazo a torcer. Por mucho que quieran negarlo e intenten convencer a sus electorados de que su firmeza les está permitiendo reducir el desvío de fondos a los países deudores, el resultado es que la austeridad no hace más que abultar la factura de las transferencias de cara al futuro: cuanto más se agudiza la recesión, más se alejan los objetivos de consolidación fiscal y más se alarga la dependencia de estos de la ayuda internacional para pagar sus deudas. Pero nadie se atreve a llevar la contraria a Berlín.
En Washington, sin embargo, hay una mujer, Christine Lagarde, que desde la dirección del Fondo Monetario Internacional, está dispuesta a dar la batalla. Su determinación le ha llevado a enfrentarse abiertamente con Alemania en las negociaciones para desbloquer el enésimo paquete de ayuda a Grecia. Lagarde pedía en vano "más realismo" para alcanzar una solución definitiva a la crisis de la deuda griega, similar a las aplicadas en Latinoamérica o en Polonia en los noventa. Para ello, sugería, los acreedores soberanos (sus socios europeos) deben aceptar una quita similar al 50% negociada con los privados a principios de año. Sólo así el país puede reducir su endeudamiento a un nivel que le permita volver a crecer. Lo demás, es decir, el acuerdo cerrado el lunes de madrugada, que alarga los plazos de devolución y reduce los intereses de los préstamos, es simplemente retrasar (y encarecer) esta decisión unos meses... Tal vez ¿hasta septiembre? ¿Una vez que Alemania haya celebrado sus elecciones?

Es probable que Lagarde esté cansada de la manera de hacer de sus socios en la troika (la UE y el BCE): reuniones maratonianas para avanzar poco o nada. Hacer previsiones es tarea inútil. La deuda de Grecia llegará a representar el 190% de su PIB en 2014. Hace seis meses, el FMI preveía que esta se situaría en el 160%. Así no hay quien avance... Lagarde tiene además que rendir cuentas antes el resto de sus países miembros en el uso de los recursos de la institución y países como China, Rusia o Brasil no ven con buenos ojos la excesiva exposición del Fondo a la crisis de la eurozona.

Pero quizá lo que marca un antes y un después en las relaciones del FMI y la Unión Europea ha sido la publicación de un informe muy crítico con la austeridad. Fue en octubre, durante las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial, celebradas este año en Tokio. En el estudio se demuestra que el impacto de las políticas de ajuste en el crecimiento (se calcula sobre la base de un multiplicador) está siendo mayor de lo previsto y que por tanto no van a servir para reducir la deuda en el plazo esperado. Sobre todo, si la política monetaria, como en el caso de la eurozona, no puede compensar los efectos de estos recortes. La conclusión del mismo es clara: la austeridad lleva a un callejón sin salida. En el caso de España, por ejemplo, el ajuste de 65.000 millones de euros a repartir en dos años debería provocar una caída del PIB cercana al 3%, muy superior al 0,5% que está calculando el Gobierno para 2013.

En este sentido, Grecia de nuevo es el caso más extremo: el ajuste presupuestario exigido por la troika a cambio de sendos paquetes de ayuda, por valor de 110.000 y 130.000 millones de euros, no le ha permitido alcanzar ninguno de los objetivos fijados en lo que se refiere al déficit, deuda, ingresos por privatizaciones, etc... ¿Puede tener que ver el que su PIB haya caído un 20% en los últimos cuatro años?




No hay comentarios:

Publicar un comentario