27 octubre 2012

Vida en Tokio sin crecimiento

Andy Robinson - La Vanguardia


Tokio,-  El prestigioso economista estadounidense Robert Gordon de Northwest University (EE.UU.) cree que las economías occidentales  están a punto de iniciar la “great reversal”, la gran marcha atrás . El crecimiento robusto que ha trasformado el mundo desde los albores del capitalismo en el siglo XVIII ya no va a ser posible .”Antes del 1750 no había crecimiento en el mundo y el crecimiento registrado en los últimos 250 años puede que fuese un periodo único en la historia de la humanidad”, sostiene en un informe publicado en agosto. Aunque no llegue  a tanto, crece un consenso de que Europa y sobre todo las economías post burbuja que arrastran enormes deudas como España o EE.UU. inician ya una larga fase de estancamiento del PIB



Es decir que  estamos a punto de entrar en territorio incógnita en el desarrollo de nuestras sociedades guiados solo  por gurus del decrecimiento como Serge Latouche o analistas keynesianos de “prosperidad sin crecimiento” como Tim Jackson o, en su nuevo libro , How much is enough? (Allen Lane, 2012) por los hermanos Robert y Edward Skidelsky. . Pero hay un país que tiene ya dos décadas de experiencia del bajo crecimiento:  Japón . El PIB japonés  alcanzó su máximo histórico a mediados de los años  noventa y jamás ha vuelto a recuperarlo tras años de crecimiento raquítico o decrecimiento  En los últimos 20 años la tasa media de crecimiento anual  en Japón no llega al 1% . Es más, para gran parte de este periodo, los precios han registrado descensos  y la deuda publica ha crecido hasta alcanzar el 200% del PIB. El  crecimiento demográfico tocó  techo a mediados de los años setenta y Japón encabeza a las economías “maduras” en envejecimiento demográfico . “Japón es la vanguardia de  un nuevo movimiento de downsizing (reducción de dimensiones) enseñando el camino para otros países que inevitablemente seguirán”, escribe Norhiro Kato  critico cultural de la Universidad de Waseda en el New York Times . “ (ver entrevista abajo publicada hoy en La Vanguardia). “Antes , contemplar lo ocurrido en  Japón nos daba miedo pero el panorama  en Europa es tan desolador  que Japón es ya un buen ejemplo”, dijo George Irivine, autor de Super rich: the growth of the inequality en Britain and the US

Lo cierto es que para  una ciudad que ya hace más de 20 años que atraviesa el desierto del crecimiento cero y la deflación , Tokio da muy buena imagen. Hay muchas bicicletas pero son de modelos italianos de moda. La gigantesca red de transporte público es tan eficiente y el sistema de información digital tan ameno que hasta un turista europeo la domina en cuestión de minutos. Hay más restaurantes de tres estrellas Michelin que en ninguna otra ciudad del mundo pero los baratísimos  bares de noodles udon (fideos) no  les tiene nada que envidiar . No hay mendigos ni apenas delincuencia en las calles del centro de Tokio.  .Los jóvenes que pasean por las tiendas de comic Manga en Ikebukuro o las cafeterías en Shinjuko ganan a los neoyorquinos  en estilo y moda pero rehuyen marcas ostentosas de status vulgar.. “Hay alguna señal de prosperidad sin crecimiento en Japón”,  dice Misakazu Matsuda de JMR Marketing durante una entrevista a su despacho en Tokio. “ Los jóvenes están disfrutando consumo pero gastando menos; no compran cochazos ni televisores de pantalla grande y les gusta la comida fresca”, dijo. ¿ Será que, tras dos “décadas perdidas”, sin crecimiento económico, Japón ha descubierto el secreto de la felicidad sin materialismo? “Eso es difícil decir”, responde Matsuda con una sonrisa traviesa. “Porque hay que tener en cuenta que para el budista , la felicidad máxima es la muerte”.

Sin que todos nos convirtamos a la filosofía budista de zen , Japón sí puede ofrecer algunas ideas para sociedades como la española que se encuentran en los umbrales del crecimiento cero. Ayuda mucho que el PIB per capita crezca pese al estancamiento de la economía  gracias a la menguante población. Pero la clave de la cohesión social es el reparto equitativo de la riqueza y el empleo. La tasa de paro en Japón, a lo largo de las  décadas perdidas, jamás ha rebasado el 6% gracias a un sistema de elevada protección de empleo. Japón mantiene diferenciales de renta de los más bajos del mundo , junto con los países escandinavos. Incluso consejeros delegados de grandes empresas globales como Toyota o Mitsubishi solo cobran 16 veces más que su trabajador medio frente a 300 veces más en empresas de EE.UU. “La igualdad ayuda a que todos tengamos la misma meta”, dijo Norhiro Kato mientras charlábamos en la cafeteria del campus de  Waseda.

Es más, Japón ha tenido mucho más éxito que España financiando su abultada deuda publica gracias a un sistema bancario controlado por el estado y un enorme banco publico, la caja postal, que tiene una cuasi obligación de comprar bonos del gobierno. Japón no depende de inversiones extranjeras para financiar su deuda. Por eso, el tipo de interés sobre el bono del estado japonés oscila en torno al 1% frente al 7% en España. Lo cierto es que economías como España necesitan encontrar un motor de crecimiento para rediseñarse para la era del bajo crecimiento. Como dijo Herman Daly (*), el economista medioambiental del steady state economy, “no puedes parar mientras vuelas en un avión; hace falta diseñar un helicóptero”. Quizas Japon, nos puede ayudar en el trabajo de rediseño. porque tras las subidas disparadas de la desigualdad todo indica que vamos por el camino equivocado.

Tras los intentos de desregulación y liberalización en los noventa, algunos de las tradicionales defensas del modelo de protección japonés son menos fuertes, advierte Masayuki Otakila de la Universidad de Tokio: “ Muchas empresas han empezado a  despedir a trabajadores  y esto esta creando mas desigualdad”, dice. “Pero la sociedad sigue siendo muy fuerte comparada con EE.UU. y Europa “,dice.


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